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Los coches nuevos

Los coches nuevos

A nadie le desagrada un dulce. Disponer de un coche nuevo siempre satisface, pues no son pocas las ventajas con las que cuenta. Pero también es cierto que, en algunas cuestiones, un coche nuevo no siempre llega a ser lo más adecuado para el interés del comprador. Todo depende del uso que se le vaya a dar.

Una de las cuestiones más discutidas cuando se va a adquirir un coche nuevo es la inmediata depreciación que sufre el coche desde que abandona el concesionario. No importa ni la marca ni el precio ni el modelo. Ya puede ser un BMW, un Mercedes, un Audi, un Ford, un SEAT, un Renault... Lo único cierto es que en cuanto el coche pisa el asfalto de la calle su valor ha descendido en, por lo menos, tres mil euros, una cantidad bastante estimable para aquellos a los que no les sobra el dinero. Es decir, si nada más sacarlo del concesionario el coche fuera puesto a la venta, no se podría pedir por él la misma cantidad que costó, pues ya se trata de un coche usado.

A ello, se une el problema de dejarlo en la calle (para aquellos que no cuenten con plaza de garaje), expuesto a las inclemencias meteorológicas y, sobre todo, a los posibles arañazos o algo más ocasionado por los peatones o por otros coches guiados por conductores no siempre cuidadosos (como los que gustan de “aparcar de oído”) y no siempre solidarios, pues aunque dispongan del preceptivo seguro en toda regla son incapaces de dejar la pertinente nota en el coche si le ocasionan algún daño. Es evidente que, en este caso, no es igual si el coche que se ha adquirido pertenece a la gama alta de alguna prestigiosa marca (BMW, Audi, Mercedes...) que si se trata de un coche de gama media o baja (algún utilitario de Fiat, SEAT, Peugeot...), aunque, a la postre, cuando el daño está ocasionado, al propietario le duele igual. Para evitarlo, la opción es contar con una plaza de garaje, ya sea comprada o alquilada, aunque los precios que empiezan a tener dichas plazas en las grandes ciudades españolas es prácticamente comparable al valor de la vivienda y no precisamente directamente proporcional al tamaño de la parcela.

Otra de las cuestiones que se suelen olvidar cuando se habla de adquirir un coche nuevo es la cantidad real de dinero que se necesita. Es cierto que es posible comprar un coche nuevo por algo más de nueve mil euros (incluso algo menos en determinadas marcas y modelos), un precio que parece ser accesible para gran parte de la población. Sin embargo, a dicho precio hay que añadir los impuestos, el IVA y, sobre todo, la cantidad destinada a pagar el seguro obligatorio del vehículo.

Mas, como el coche es nuevo, las modalidades de seguro se amplían intentando cubrir el máximo posible de daños. Se trata de seguros a todo riesgo, imprescindibles cuando se trata de un coche nuevo y que, dependiendo del modelo, pueden alcanzar cifras realmente estimables. De hecho, un seguro para un coche nuevo para el primer año puede oscilar, en un modelo de gama media (SEAT Ibiza, Renault Megane, Opel Astra...), entre los 600 y los 900 euros, calculando precios ciertamente económicos. Si la adquisición es Mercedes, Audi o BMW, la cantidad se multiplica de forma importante.

No todo son inconvenientes, desde luego. La adquisición de un coche nuevo garantiza que no se van a sufrir averías ni problemas de ningún tipo durante varios años. Tan sólo es necesario acudir a las revisiones de mantenimiento preceptivas y señaladas por el fabricante para que el coche se mantenga en perfecto estado. Además, el coche contará con la necesaria garantía que asegura que, en caso de avería, será el fabricante el que corra con los gastos de reparación o sustitución de las piezas.

Y, por supuesto, como en cualquier otro producto, las marcas también tienen su particular periodo de ofertas, por lo que basta con estar atentos a las promociones que se llevan a cabo en algunos meses del año. De este modo, es posible conseguir un buen coche con una rebaja estimable en su precio, además de elevar el número de accesorios y prestaciones concedidas como atractivo regalo por la marca.

Los coches usados

Los coches usados

A diferencia de con los coches nuevos, donde basta con determinar la cantidad de dinero a invertir y escoger el modelo que más guste, los coches usados, ya sean de ocasión, kilómetro cero o de segunda mano, obligan al futuro comprador a buscar con mucho cuidado lo más adecuado. Ya no sólo se trata de una cuestión de precio, sino de poder encontrar un coche que no dé problemas o, por lo menos, no más de los imprescindibles.

Buscar y comparar antes de comprar son las palabras clave. El mercado de coches usados está plagado de marcas, modelos y versiones, ya sea a través de concesionarios, de tiendas o entre particulares. Y todas ellos a buenos precios, con considerables rebajas sobre el valor original del coche según sus años, los kilómetros realizados, el tipo de mecánica... Pero también es cierto que los coches usados pueden esconder muchas trampas y convertirse en una auténtica pesadilla para el comprador más confiado, pues, con el tiempo, saldrán a la luz todos sus defectos y el coche no saldrá prácticamente del taller.

Puestos en alerta sobre la cuestión principal, lo cierto es que el mercado de coches usados esconde muy buenas oportunidades y puede ser el mejor método para acceder a coches que no se podrían adquirir nuevos. Otro caso es cuando el comprador cuenta con poca experiencia al volante y no desea adquirir un coche nuevo para aprender a conducir con él, sino utilizar un coche usado durante su periodo de aprendizaje, minimizando los cargos de conciencia por las posibles abolladuras o arañazos.

En el caso de los coches usados, las marcas de mayor prestigio, como Mercedes, Audi o BMW, se pueden encontrar a precios asequibles y con la ventaja de que sus mecánicas son suficientemente fiables como para no tener grandes defectos y poder disfrutar de ellos durante muchos años más. Además, los propietarios de dichos coches suelen haberlos cuidado en extremo, por lo que no suelen presentar problemas, y se han desprendido de ellos para comprarse coches aún de mayor gama.

Mayores problemas y precauciones hay que tener cuando se accede a coches de gama media o baja (SEAT, Peugeot, Renault...), cuyas mecánicas no garantizan tanta durabilidad y sus propietarios no habrán tenido tanto cuidado. Aún así, si dichos coches se adquieren en algún concesionario oficial o tienda de segunda mano, ésta debe garantizar el coche por lo menos durante un año, haciéndose cargo de las averías que puedan surgir durante dicho periodo.

Al igual que desciende el precio del coche, también desciende el del seguro, pues es posible aplicar sobre el mismo un seguro a terceros, eliminado los altos costes de los seguros a todo riesgo. A ello, hay que sumar que los coches adquiridos entre particulares no pagan IVA, algo que no sucede en las tiendas y concesionarios oficiales, y que también carecen de Impuesto de Matriculación, aunque sí deben pagar el de Transmisiones Patrimoniales. Otra ventaja es la inmediatez de la compra, pues los trámites administrativos son mucho más rápidos, sobre todo al evitar la matriculación del coche, una de las cuestiones que más retraso suele llevar cuando se habla de coches nuevos.

Y luego está, por supuesto, la cuestión de dónde aparcarlo. En principio, al ser un coche usado no debería haber demasiados cargos de conciencia por dejarlo en la calle, pero, en cualquier caso, se trata de un desembolso importante, por lo que a su propietario le importará si sufre algún daño igual que si se tratara de un coche nuevo.

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